Colombia, agosto de 2020 — En el marco de la pandemia mundial generada por el Covid-19, se estima que alrededor del 20% al 30% de la población mundial califica como vulnerable, aunque el porcentaje exacto varía según la región y el país. Boston Consulting Group realizó un estudio para identificar las políticas, prácticas y comportamientos que harían de la reapertura un escenario más seguro.
Los investigadores aseguran que si los países reabren sin proteger la población de mayor riesgo, los resultados de salud podrían ser catastróficos, muchos lugares se quedarían sin camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) en solo semanas. Los modelos estiman que tomar medidas efectivas para proteger a los vulnerables de la salud podría reducir las hospitalizaciones entre un 40% y un 65% y costar a los gobiernos mucho menos de lo que han gastado hasta la fecha. Por ejemplo, Estados Unidos, que autorizó USD $3 billones en apoyo gubernamental durante los primeros tres meses de la pandemia, podría proteger a su población en riesgo de salud por un monto entre USD$35 mil a USD$80 mil millones al mes.
Sin embargo, en el grupo de personas vulnerables, no sólo deben considerarse los que cumplen condiciones de salud de riesgo, sino quienes tienen mayor exposición, es decir, quienes tienen más probabilidades de entrar en contacto con el virus. En ese sentido, además de los protocolos de bioseguridad y elementos de protección, los comportamientos de autocuidado adquieren extraordinaria relevancia.
Los gobiernos deben fomentar cambios en el comportamiento con el diseño de programas e incentivos inteligentes: alentar a las personas vulnerables a aislarse físicamente, usar máscaras y otros equipos de protección y someterse a pruebas frecuentes. Según el trabajo de los investigadores de BCG, se identificó un paquete de políticas que se deben articular para proteger a los cuatro grupos -en los que el estudio divide- a la población en riesgo.
La combinación de políticas específicas para proteger a las personas vulnerables a la salud y un mandato general de cubrirse la cara reduciría drásticamente la demanda de la UCI incluso si solo un tercio de las personas cumplieran con el requisito de mascarilla. Esto le daría a los hospitales la capacidad de la UCI necesaria para permitir que las escuelas y la mayoría de las empresas reabrieran sin sobrecargar el sistema de cuidados críticos. Limitar las grandes reuniones en interiores y aplicar sólidas prácticas de seguridad en el sector privado también es vital para mantener una zona de influencia en la UCI.
El virus ha estado causando estragos durante más de seis meses y no va a desaparecer pronto. Con el aumento de casos en muchas regiones, los gobiernos necesitan un plan inmediato y efectivo para devolver a los estudiantes a las escuelas de manera segura y reabrir la mayoría de los negocios. Se necesita crear una sociedad más segura y una economía más fuerte. Se debe tomar en serio la justicia social, racial y también proteger a los vulnerables a través de esta crisis se logran los tres objetivos.
El reporte completo se puede consultar aquí.
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