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El Confidencial

Tecnología con propósito: del despliegue al impacto real

La economía digital ya representa el 26% del PIB español, consolidándose como motor estructural de crecimiento. Sin embargo, este avance no se ha traducido aún en un impacto proporcional en la  cuenta de resultados de las empresas . La brecha entre despliegue tecnológico y generación de valor persiste. El verdadero reto ya no reside en incorporar nuevas herramientas, sino en utilizarlas estratégicamente para fortalecer el modelo de negocio y rediseñar los procesos del modelo operativo, mejorando la productividad y la competitividad.
 
La realidad es clara: el 85% de las compañías en España ha desplegado soluciones de inteligencia artificial generativa, pero solo una de cada cuatro ha obtenido resultados significativos. La tecnología está disponible, pero el solo hecho del despliegue de estas herramientas no garantiza la captura de valor. Esta brecha es especialmente visible en las  pymes , núcleo de nuestro tejido empresarial, que aún enfrentan retos para acometer las inversiones y capturar los beneficios de la IA.
 
Según nuestra experiencia, generar impacto real con IA depende en un 10% de los algoritmos, en un 20% en su integración-escalabilidad y, sobre todo, en un 70% de la transformación organizativa. Para activar ese 70%, las compañías deben combinar tres enfoques complementarios: desplegar  soluciones de IA a escala  entre sus empleados para mejorar su productividad diaria; reimaginar procesos y dominios end-to-end para lograr eficiencias sustanciales; y reinventar propuestas de valor y modelos de negocio con capacidades nativas de IA.
 
Los datos respaldan esta  hoja de ruta . Solo el 26% de las organizaciones ha logrado escalar valor con IA, pero aquellas que lo consiguen registran un crecimiento en ingresos un 1,5x superior, un retorno para el accionista 1,6x mayor, un 1,9x más de innovación medida en patentes, y una mejora del 1,4x en la satisfacción de sus empleados.
 
Los sectores que ya están liderando esta transformación no son necesariamente los más digitalizados, sino los que han logrado alinear la tecnología con la estrategia y los recursos. En  servicios financieros , la IA permite personalizar experiencias, automatizar procesos y optimizar la atención al cliente. En salud, se están integrando soluciones de IA para diagnóstico asistido y personalización de tratamientos. En fabricación, logística y cadena de suministro, se observan elevadas mejoras de productividad en las operaciones. Y en funciones como recursos humanos o atención al cliente, el rediseño de procesos está mejorando la eficiencia y la experiencia tanto del talento como del usuario final.
 
Para poder capturar los beneficios de la IA a nivel empresarial, es necesario incorporar la tecnología como un pilar fundamental de la estrategia, diseñar un modelo gobernanza ágil y seguro, y dedicar recursos a la transformación cultural y gestión del cambio. No se trata de lanzar muchos pilotos dispersos, sino de focalizar esfuerzos en unos pocos dominios estratégicos, y transformarlos de forma integral. La diferencia entre una empresa que despliega herramientas y una que lidera el cambio reside en la ambición y nivel de transformación, no en la cantidad de casos de uso que explora.
 
El impacto no lo generan las herramientas. Para capturar el verdadero  potencial de la IA , las organizaciones deben capacitar al talento con formación estructurada y herramientas adecuadas, rediseñar su modelo operativo y transformar de forma integral la manera en que trabajan. Las que lo están logrando combinan ambición transformadoraliderazgo con visión y una apuesta decidida por las personas como motor del cambio.
 
España cuenta con los fundamentos adecuados para posicionarse como referente en la aplicación empresarial de la IA: un ecosistema digital maduro, hubs tecnológicos consolidados, talento cualificado y uno de los niveles más altos de adopción en el entorno laboral europeo, con un 78 % de profesionales utilizando la IA de forma habitual. Pero capturar todo ese potencial exige más que el despliegue de la tecnología. Requiere visión estratégica, compromiso sostenido con la formación y la transformación del modelo operativo, y un liderazgo que asuma un papel activo en la integración de la IA en toda la organización. El contexto es favorable. Convertir esa ventaja en impacto tangible ya no es una cuestión tecnológica, sino de ambición y ejecución.
 
* Alfonso Abella , Managing Director & Senior Partner, Leader Deep Customer Engagement AI by BCG