Clientes y proveedores deberán colaborar activamente para minimizar las dificultades y prepararse para posibles interrupciones.
Buenos Aires—El carácter cíclico de la industria de semiconductores en los últimos años podría marcar el comienzo de una era en la que los desequilibrios en la cadena de suministro sean más difíciles de pronosticar, lo que dificulta la adopción de medidas proactivas para abordar su inestabilidad.
Según el informe titulado: Getting Ahead of Disruptions in Chip Supply Chains de Boston Consulting Group (BCG), esto puede deberse a cambios estructurales que sufre la industria, entre los cuales se encuentran:
- Mayor presencia de los semiconductores
Entre 2019 y 2021, la cantidad de chips utilizados en los automóviles aumentó casi un 40%, y se espera que siga creciendo impulsado por los coches eléctricos y los sistemas de conducción asistida. De igual manera, se espera que el actual mercado de venta de semiconductores de 600 mil millones de dólares alcance el trillón de dólares para finales de la década debido al crecimiento de la Internet de las Cosas y la industria de la telefonía móvil, según informes de Nasdaq.
Sin embargo, aunque la demanda tanto por volumen como por diseño de chips puede cambiar rápidamente, los esfuerzos por ajustar la entrega suelen generar retrasos porque la expansión de la capacidad o la reconfiguración de la producción lleva más tiempo. - Bifurcación de la cadena de suministro por razones geopolíticas
Las dinámicas del comercio internacional y la creciente percepción de los gobiernos nacionales de que la disponibilidad de semiconductores es esencial para la competitividad industrial del país están generando una bifurcación parcial en la capacidad mundial de semiconductores. Esto, a su vez, dificulta el acceso a las cadenas de suministro globales y tiene un impacto significativo en la volatilidad de la oferta y la demanda, que puede observarse en la gran cantidad de incentivos implementados por los gobiernos para impulsar la innovación y la capacidad de producción local, así como en el número creciente de restricciones para evitar las ventas o exportaciones a ciertos países. - Lenta adopción de nuevas tecnologías de chips
La demanda de diseños de chips más antiguos ha aumentado aproximadamente un 5% anual desde 2017, pero la capacidad de producción anunciada hasta 2030 se encuentra muy por debajo del 1% anual. Esto generará cuellos de botella en ciertas categorías de chips y contribuirá a intensificar la volatilidad en la cadena de suministro. - Monitoreo de emisiones de carbono
Los procesos intensivos de fabricación de semiconductores generan emisiones de carbono muy altas, además de consumir grandes cantidades de agua y generar gran cantidad de residuos. Frente a ello, reguladores, inversionistas, empleados, clientes y activistas exigen que las empresas de chips desarrollen formas de monitorear y rastrear su huella de carbono con información ambiental y social verificable y realista, al menos como un primer paso. Esto ha llevado a que en 2020 el 65% de las empresas presentaran informes ESG con algunos cálculos de emisiones, en comparación con el 24% en 2015, pero también es probable que aumente la volatilidad de la cadena de suministro, especialmente porque los clientes requieren más soluciones ecológicas para cumplir con sus propios objetivos de reducción de su huella.
A medida que estos cambios alteran las cadenas de suministro, los clientes de chips deben adoptar formas proactivas de mitigar la volatilidad, convirtiéndose en participantes más activos en la dirección de la industria, lo que garantizará en última instancia la capacidad de recuperación de la cadena de suministro. Para lograrlo, deben:
- Crear barreras para mitigar las interrupciones del suministro.
Para los clientes de chips, puede ser beneficioso mantener niveles altos de inventario para chips esenciales en caso de escasez. Por otro lado, para los chips que son menos cruciales, la gestión de inventario ajustada puede ser menos costosa y más efectiva siempre que se identifiquen socios confiables para el abastecimiento por adelantado. - Aumentar la visibilidad y transparencia de la cadena de suministro.
Esto implica establecer KPIs, idealmente administrados por una infraestructura digital robusta impulsada por IA y máquinas, que permitan detectar anomalías o señales de riesgo de suministro en los proveedores mucho antes de que realmente afecten la disponibilidad. - Diseñar estrategias basadas en diversos escenarios para futuras crisis.
La planificación para diferentes resultados y escenarios es fundamental y debe involucrar contingencias a corto plazo, como cambios en la demanda o en la asignación y oscilaciones macroeconómicas, así como planes estratégicos a largo plazo que incluyan metodologías de gestión de inventario, cambios en el posicionamiento de productos y relaciones con los proveedores. - Fortalecer las relaciones con proveedores clave.
Los clientes de semiconductores ya no pueden permitirse el lujo de mantener un enfoque de no intervención en las actividades de los proveedores. Deben colaborar activamente asegurándose de que sus proveedores no enfrenten dificultades en capacidad, producción o calidad, y estén preparados para posibles interrupciones.
La industria de semiconductores seguirá siendo cíclica, pero también se verá amplificada y alterada por un nuevo conjunto de presiones y tendencias emergentes. Las restricciones y los excedentes variarán según el tipo de chip, la geografía, las disrupciones naturales y geopolíticas, las consideraciones ESG y los avances tecnológicos, y esta falta de previsibilidad requiere que los consumidores de chips se preparen para futuros impactos y crisis. De lo contrario, pagarán un precio significativo.
Prepararse de manera efectiva para el próximo impacto con fuerza estratégica y táctica es esencial para mantener una ventaja competitiva en un entorno donde la imprevisibilidad será casi con seguridad una característica, no un problema técnico.
Boston Consulting Group
Patricia Gutiérrez
Marketing Manager
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