Por Cristián Carafí, Managing Director & Partner de Boston Consulting Group
Buenos Aires—En el dinámico panorama empresarial, el concepto de seguridad psicológica ha surgido como piedra angular para fomentar una fuerza laboral inclusiva, innovadora y productiva. Recientes investigaciones de BCG demuestran su eficacia en mejorar el ambiente laboral y disminuir la deserción, particularmente de mujeres, personas de color, miembros de la comunidad LGBTIQ+, personas con capacidades reducidas y aquellas de entornos económicamente desafiantes.
La seguridad psicológica funciona efectivamente como un igualador, permitiendo que los grupos de colaboradores diversos logren los mismos niveles de satisfacción que sus colegas más aventajados.
Sin embargo, primero es importante entender qué significa la seguridad psicológica. Esta se refiere a la creencia compartida de que uno puede expresarse, tomar riesgos y ser vulnerable en el lugar de trabajo sin miedo a la culpa, el ridículo o la represalia. Este concepto trasciende la mera comodidad: se trata de fomentar un ambiente donde todos, independientemente de su origen o estatus, se sientan confiados y seguros para expresar sus pensamientos e ideas. Como destaca BCG, contar con este tipo de seguridad es crucial para el bienestar y la retención de talento diverso.
Para lograr un entorno laboral psicológicamente seguro, es esencial contar con un liderazgo empático. Estos líderes deben acercarse a sus equipos con una mentalidad abierta, enfocada en crecimiento y autenticidad, al mismo tiempo que establecen sistemas dentro de sus compañías para integrar la seguridad psicológica en las prácticas cotidianas del equipo. Además, BCG ha encontrado que las personas tienen aumentos significativos en la motivación y la felicidad, en sentirse valorados y respetados, y en sentirse capacitados para alcanzar su máximo potencial, todo lo cual mejora los sentimientos de inclusión, una palanca clave para atraer y retener talento.
Ahora, cuando los líderes crean con éxito seguridad psicológica en el trabajo, la retención aumenta más de 4x para las mujeres y para quienes se identifican como pertenecientes a grupos minoritarios; 5x para las personas con capacidades reducidas; y 6x para los que pertenecen a la comunidad LGBTIQ+. Esto también impacta con un aumento de 2x en la retención de hombres que no forman parte de esos grupos.
También se ha encontrado que el 12% de los colaboradores con los niveles más bajos de seguridad psicológica dijeron que era probable que renunciasen dentro de un año. Pero cuando la seguridad psicológica es alta, esto baja a 3%.
Entonces, ¿qué prácticas deberían implementar los líderes para promover entornos psicológicamente seguros de trabajo?
Impulsar la camaradería: Es importante formalizar los tiempos de intercambio para compartir y aprender unos de otros. Esto puede parecer básico, pero ofrecer tiempo al inicio de cada reunión para que las personas se relacionen entre sí genera una predisposición mental diferente para la conversación.
Ser abiertos y auténticos: compartir con franqueza los propios errores y lecciones aprendidas a través de la experiencia generará una mayor cercanía con los equipos y ofrecerá espacio para la propuesta de nuevas ideas sin temor al fracaso.
Promover la retroalimentación (feedback): una clave para ello es partir estableciendo una diferencia entre las ideas y las personas. Es importante desafiar las primeras sin criticar las segundas. Lo que se busca es el foco en la calidad del trabajo, que pueda mejorar, no en la persona que lo hizo.
Establecer reflexiones periódicas en equipo: brindar espacios de debate y discusión sobre lo que se está haciendo bien y cómo podemos mejorar ofrecerá un aprendizaje colectivo y enriquecedor para todos.
Los beneficios de un lugar de trabajo diverso se obtienen sólo cuando las personas se sienten seguras para asumir riesgos y compartir nuevas ideas. Fomentar la seguridad psicológica requiere trabajo, y no siempre se sentirá como algo fácil de lograr, pero se ha probado que el esfuerzo rinde grandes dividendos.
Aunque las empresas están haciendo esfuerzos bien intencionados para reclutar y contratar una fuerza laboral diversa, muchas de esas contrataciones no prosperan dentro de la organización porque no se sienten incluidos como colaboradores valiosos y apreciados. La búsqueda de la seguridad psicológica en el lugar de trabajo no es solo un imperativo ético sino también de negocio. Se trata de crear un entorno donde todos puedan prosperar, lo que lleva a una mayor innovación, productividad y satisfacción laboral. A medida que las empresas continúan navegando por las complejidades del mundo moderno, los principios de la seguridad psicológica serán cruciales para dar forma a lugares de trabajo resilientes, inclusivos y dinámicos.
Patricia Gutiérrez
Marketing Manager
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